Colectivo Línea 18.2
Me subo al colectivo y me siento en una doble fila a lado de la puerta de la salida. Enfrente mío hay un muchacho de veintitantos que se reía solo. Sonreía, soltaba carcajadas para si mismo; quizás leyó Cándido de Voltaire, leyó los poemas de Quevedo o la última edición de Condorito. Uno vaya a saber.Con un salto se pone en pie riéndose, empieza a repartir tarjetitas por mil'i. Cuando termina la distribución (?) se dirige a nosotros:
Cómo están señores, yo acabo de salir en libertad de Tacumbu y ahora estoy juntando platita para ir a mi casa en Capiata. Con cualquier platita me pueden ayudar.Dicho esto, muchos rebuscaron alguna moneda para este señor. Yo nada, seco estaba.
Termina de recaudar (?) y se baja, empieza a caminar entre las personas riéndose para si mismo y saludando a cualquier vago que encontraba.